Llegó triste a casa después de la Universidad
porque todo lo que le ocurría era inútil, que hasta le hizo solo interesarse en
lo que ocurría dentro de casa. Se empezaba a olvidar de sus sueños y de sus
ilusiones. Ese día llovía. Comió y como no tenía ganas de hacer nada se quedó
sentada en compañía de su abuela y de su tía (política) Gloria. Empezaron una
conversación éstas dos pero dirigiéndose siempre a la joven Andrea.
La abuela decía que sus dos hijos
habían sido muy buenos (unos ángeles según ella) aunque quería más a Juan que a
Román porque el primero había sufrido más en la vida que el segundo. Por esto,
ella los defendía cuando su padre (el abuelo) les recriminaba algo. Gloria le
dijo a la abuela que Román no le quería. La abuela respondió que estaba celoso
de ella, de Gloria, e incluso, la abuela defiende a Gloria cuando le avisó a
Román que no hiciese más daño a la mujer de su hermano Juan. Gloria pensó que
Román estuvo enamorado de ella cuando nadie le quería en aquella casa, cuando
Juan no estaba en casa y estaba en la guerra (la Guerra civil, 1936-1939). La
abuela le dijo que sí que le quería. Gloria continuó hablando del tema: en ese
momento cuando nadie le quería, llegó un tal 9. don Jerónimo, un tipo
cobarde que lo perseguían durante la guerra y que era el jefe de la oficina donde
trabajaba Angustias. Don Jerónimo se llevaba mal con Gloria porque no podía
tolerar que ella estuviese allí sola mientras su hombre estaba luchando en la
guerra. La abuela añadió que Román cambió después de salir de la prisión, no
era el mismo, y llegó a ser un espía de los rojos.
A partir de aquí, Gloria explica su
historia desde que conoció a Juan hasta que nació el hijo de ambos: Gloria y
Juan se conocieron en un pueblo de Tarragona, en plena guerra. Un día le
presentó a su hermano Román, que según ella, él era simpático al principio. Por
las noches, los dos hermanos charlaban en una habitación al lado de la de
Gloria, hablaban sobre la guerra y del pase de Juan a territorio de los
nacionales. Por esos días, Gloria le dijo a Juan que estaba embarazada pero no
le interesó y le envió a la casa de la calle Aribau de Barcelona donde vivía la
familia de él. La acompañó Román en su coche después de que su hermano Juan le
diese mucho dinero. Román y Gloria fueron a un castillo para hospedarse unos
días después de tanto viaje; allí, él, era muy amable e incluso le hizo pensar
a Gloria que estaba enamorado de ella. Gloria decía que Román tocaba muy bien
el piano. Cuando llegaron a la casa, Gloria se decepcionó. Don Jerónimo y
Angustias decían que el matrimonio entre Gloria y Juan no serviría. Además,
Román se puso furioso cuando supo que Gloria había escuchado las conversaciones
entre los dos hermanos. Más tarde, se llevaron a Román a la prisión donde
querían fusilarlo. La criada Antonia lo defendió, ya que estaba enamorada de
él, y añadió que Gloria había sido la que había denunciado a Román. Por esto,
las dos chicas, la criada y Gloria, se pelearon. Al final, explica: que nació
su hijo cuando los nacionales entraron en la ciudad de Barcelona; no le atendió
nadie en el hospital (todas las enfermeras estarían atendiendo a los militares)
y tuvo una infección y fiebre, estuvo a punto de morir, ella y su hijo. Acabó
la guerra y Juan acudió al hospital para ver a su mujer a su hijo. Estaba muy
flaco. Se abrazaron y Juan pidió a su mujer que le perdonara. Román salió de la
cárcel, y quería que Gloria y el bebé se fueran de esa casa. Para acabar, Gloria
se acuerda de lo bonito que fue el momento del abrazo con Juan.
Andrea se estaba durmiendo mientras
las dos mujeres se lo explicaban todo. Por esta razón, Gloria y la abuela
pararon de explicar historias. Ella comenzaba a tener fiebre. Se puso a dormir
en su habitación y mientras lo hacía le venían imágenes y sueños sobre los
sucesos que le habían explicado Gloria y su abuela, como por ejemplo el abrazo
entre Gloria y Juan en el hospital.
Román entró a su habitación para
verla. Andrea le pidió que tocara el piano un rato porque Gloria le había dicho
que lo tocaba muy bien. Román tocó una pieza que él compuso, llamada
Xochipilli, el dios azteca de los juegos y de las flores. Las notas que él
tocaba eran de un tono alegre, y a Andrea le llegaban como si fuese un aroma de
primavera (las notas que ella escuchaba las relacionaba con el olor de
primavera). Después de elogiar a Román de su gran obra, ella se puso a dormir. (Todo
esto pasa en el pensamiento de la protagonista) Soñó otra vez con la escena del
hospital, en el momento en que Juan abraza a Gloria. Juan empezó a
transformarse en algo raro y enorme. Se transformó en el dios Xochipilli con la
sonrisa de Román. Finalmente, en la escena aparece Román abrazando a Gloria, en
vez de Juan, y no estaban en el campo, estaban en el campo de lirios morados
situado al lado del castillo donde se hospedaron.
Andrea se despertó bruscamente y
sin fiebre. Había descubierto un secreto (que aun no sabemos).
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