Andrea aún estaba triste de lo de
la fiesta pero se tranquilizó por el deseo de escuchar a la madre de Ena.
Empezó el discurso de la mujer: Ella había notado que las dos jóvenes ya no
eran muy amigas, aunque se querían, y que Ena estaba empezando a sufrir por
hechos que le pasaban ciertos días, ya que antes era una chica perfecta y nunca
había estado tan infeliz como en ese momento.
Dijo que supo la relación que tuvo
con Jaime, aunque Ena la escondiera, afirmaba que con ese hombre Ena se
encontraba perfecta. También que se estaba a empezando a unir y hacer relación
con un hombre al cual conocía muy bien, era Román. La madre lo conocía del
Conservatorio. Confesó que ella estuvo enamorada de ese hombre, mezquino,
malvado y a la vez seductor, y que al final le llevó al sufrimiento. Hacía todo
por él, hasta se cortó su bonita trenza de adolescente como regalo que nunca
Román llegó a reconocer. La familia de Margarita (la madre de Ena) no quería
que su hija se enamorase de aquel malvado joven y la obligó a quedarse un mes
en casa y después se la llevaron un año al campo para estar lejos de Román. Cuando
volvió a Barcelona, ella se volvió a enamorar de aquel hombre, pero se casó con
Luis, el preferido del padre de Margarita. Los primeros meses de matrimonio no
fueron buenos. Luego, tuvieron a Ena, ella no sabía lo que significaba tener
una hija y poder cuidarla, porque estaba hundida en el desamor con Román. A
medida que iba creciendo Ena, la madre contaba que se iba entusiasmando y se
iba maravillando, cosas que le hicieron ser feliz y poder tener una mejor
relación con Luis. Margarita empezó a vivir la vida gracias a Ena y la hizo
crecer siempre buscando la perfección.
La madre de Ena, acabó su discurso
y expresó en ese instante que necesitaba la ayuda de Andrea para que su hija no
cayese en el dolor y sufrimiento que pasó su propia madre. Llegó a pedir la
ayuda de Román pero no quiso. La madre no quería contárselo a su hija
personalmente porque ella misma lo quería evitar. Pidió a Andrea que algún
conocido le contase a Ena sobre los peligros de Román. Andrea aceptó.
Al final, Margarita deseaba con
fuerzas que se fueran de allí, de Barcelona, y así quitarse el problema de
encima pero Ena no quería. Finalmente, se marchó. Andrea, en su cuarto, se
quedó pensativa sobre esta anécdota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario