lunes, 15 de abril de 2013

Segunda Parte - XVII



Mes de junio. Verano. Andrea se puso a limpiar su cuarto por unas chinches. Mientras lo hacía se puso a recordar los domingos que pasó con Jaime y Ena. También que la relación con Ena se había roto porque llevaban tiempo sin verse (desde que Andrea le dijo lo de Jaime). Cuando llegó a casa Román, ella quería preguntarle cosas sobre Ena, como siempre, pero nunca se atrevía. A Juan no le gustó que limpiase la habitación, porque no le contestaba. Juan se fue a su cuarto, donde estaba durmiendo Gloria. La puerta se cerró y empezaron a sonar gritos de Gloria. Era Juan que la estaba apaleando. Andrea salió de su habitación para cambiar el agua, se sintió egoísta por no intervenir en un asunto que ella había comenzado.

En el estudio de Guíxols (era la última reunión del verano y era el día de San Juan), Pons le ofreció a la muchacha ir a la Costa Brava para pasar unos días con él. Además, la invitó a una fiesta para que Andrea hablase con la madre de él y poder conocerse. Pons estaba enamorado de ella. Le dio de tiempo para pensárselo hasta el día de la fiesta. Andrea estaba indecisa, porque verdaderamente no estaba enamorada. No podía dormir, por su nerviosidad delante al hecho de Pons y por el ruido de los petardos. Miraba por la ventana el ambiente de fuera. Cuando todo se despejó, Román salió de casa. A lo lejos venía Gloria de casa de su hermana. Los dos se encontraron, se saludaron y murmullaron. Gloria entró a la casa, Román volvió un poco después detrás de ella. Fueron al balcón para hablar. Andrea les escuchaba. Román invitó a Gloria para ir a su cuarto y hacer de sus cosas. Gloria no quería porque Román se burlaba desde que llegó a Barcelona y porque estaba casada con Juan. Román le hizo recordar esos días de viaje viniendo a Barcelona, que incluso se besaron (algo nuevo que dicen en el diálogo). La abuelita se despertó y vio a dos siluetas en el balcón. Román salió rápido de allí y Gloria se quedó llorando en el balcón. La abuelita se sorprendió pero no tenía pensado decir nada. Juan no estaba en casa y en ese momento llegó. Las dos mujeres disimularon y no dijeron nada de lo ocurrido.

Andrea no entendía lo que había ocurrido si Román había llegado a maltratar a Gloria y ya tenía bastante con Ena. En ese momento, Román suplicaba un encuentro entre los dos. Al final, la chica pudo dormir.

Se despertó soñando con Ena. Andrea corrió hasta la casa de su ex amiga, pero no estaba ahí. Andrea deseaba hablar con ella porque Román le haría daño si no le avisaba, ya que Román no estaba enamorado la rubia Ena. Supo que Ena estaba celebrando el santo de su abuelo (el rico), en la Bonanova. Fue hacía allí. Cuando la joven ya estaba en la puerta para llamar no se atrevió y huyó de aquel lugar. Esperó a que pasasen los hechos.

Tres días después, escuchó unos aullidos de Trueno, el perro de Román, con heridas de mordiscos que le había hecho el mismo Román. Román llevaba tres días sin salir. Andrea pensó que ir a la fiesta de Pons y aceptar el viaje sería la mejor opción para huir de ese mundo por un momento.

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