lunes, 15 de abril de 2013

Tercera Parte XXIII



Se cerraron todas las entradas de luz de la casa, estaba en oscuras los días posteriores a la muerte de Román. Andrea estaba perdida, no sabía qué día ni hora era. Gloria estaba enferma y Andrea fue a ayudarla. Antonia la culpó del suicidio de Román y además, dio más información sobre Román: él tenía la intención de irse muy lejos de allí y le comunicó a Antonia que le diera todo la ropa que tenía de él; después de decírselo, mientras él se estaba afeitando decidió acabar con su vida (tenía jabón en la cara cuando Antonia se lo encontró sin vida). Andrea escuchaba todo lo que le decía Gloria: ella afirmaba que Román se suicidó porque ella la había denunciado otra vez y la policía le iba ir a buscar. Andrea no se creía nada de lo que decía Gloria. Juan se fue a enterrar  y volvió dos días después, triste y con lágrimas en la cara (hacía evidente la influencia de Román en las vidas de la familia, en capítulo III).

Andrea durmió dos días seguidos. Cuando se despertó tenía la impresión de que no había nadie en casa. Al salir de su cuarto, vio a Gloria en la cocina, vestida de luto. Gloria le dijo que habían llegado dos tías (las que aun no conocemos y que estaban casadas) y que Antonia se había fugado con el perro. Fue a ver donde estaban sus tías. Estaban en la habitación de la abuela, junto a Juan. Andrea observaba desde la puerta. Se escuchaban voces siempre refiriéndose a la abuelita. Las tías le decían que nunca se había interesado en cuidar bien a sus hijas, que fue injusta, y que solo se interesaba en cuidar a sus hijos varones. Además, que esos privilegios que había dado a sus hijos no habían servido de nada ya que, uno de ellos se suicidó y el otro se había casado con una mujer loca. Juan dijo que ellas tenían razón, e insultó a sus dos hermanas. Empezaron a haber chillidos y griterío.

1 comentario: